Ayer estuve hablando con mi vecina imaginaria y me recomendó ir de vacaciones a Cancún. Ella estuvo hace 2 años de viaje de novios con su jefe y les encantó.
Tengo varias amigas mejicanas, que me han ofrecido su casa "mi casa, es su casa" en México. Así que si la cosa sigue tan mal quizás si que acepte su invitación.
Pero, Javier, que es como se llama mi vecina imaginaria, no picó a mi puerta para hablar de vacaciones. Sino porque estas Navidades le salieron unas humedades en la cocina, y como estaba de vacaciones y después ha estado liada con lo de las peleas ilegales de gallos, lo ha ido dejando para más tarde. Así que ayer llamó al propietario de la finca para que le enviaran a alguien que le arreglara sus humedades.
Tal cual, Javier quiere que le envíen a alguien que le arregle sus humedades. ¡Y quién no, Javier! ¿Y quién no? Así que subió hasta mi piso para hablar sobre sus humedades. Como el año pasado nosotras tuvimos problemas de humedades, quería saber si nuestras humedades habían sido tan grandes como las suyas. Así que me invitó a su piso para que viera su problema de humedades.
Interesante, si más no, sus humedades no eran como las mías. Mis humedades se podrían haber tildado de humedades vulgares, las suyas eran casi artísticas. ¡Que humedades las de Javier! Le pregunté si estaba segura de querer deshacerse de ellas. Pero Javier decía que aquello no podía ser bueno para la salud, así que tendría que venir alguien, y pronto, que ya no aguantaba más. Le recomendé que hiciera unas cuantas fotos de sus humedades, por si el perito del seguro o el propietario de la finca querían verlas. Yo así, lo hice. Y efectivamente después me pidieron las fotos de nuestras humedades. Y Javier hizo las fotos de sus humedades, en ese mismo instante, en mi presencia. Me invitó a una taza de té, pero yo no bebo té, y mucho menos después de ver sus humedades en la cocina. Así que quedó en llamarme cuando ya le hayan solucionado lo de sus humedades y contármelo todo con pelos y señales.
Y subiendo por las escaleras de regreso a mi piso, me asaltó la duda. ¿ Era posible que Javier me malentendiera cuando el año pasado le conté que tenía problemas de humedades?, ¿Era posible que Javier creyera que le estaba hablando de algún tipo de infiltraciones de agua en el techo de mi lavabo?
Tengo un nuevo padowan. Este padowan es especial. No especial, en el buen sentido de la palabra, no. Es especial en el sentido "Special Olimpic games". Vaya que lleva años entrenándose duro en tonterismo. ¡Y coño, le ha cundido el entreno!
Desde el lunes que he tenido el "placer" de estar con ella, y ya me ha soltado un par de líndeces que me han descolocado. Me han descolocado a mí, y eso que mi nivel de gilipollismo es de los más altos de la oficina.
Mi jefe, que dice que me conoce, ya me puso en preaviso. "Apio, se amable". Debería sentirme ofendida después de la preciosa orden de alejamiento del señor juez de tercera instancia de lo penal del juzgado de Barcelona que soy adorable con mis compañeros de trabajo. Y recordarles que aquella denuncia por acosos sexual finalmente fue desestimada por incurrir en causa de inadmisión.
Así que a la hora del desayuno, me ha dicho mi jefe que me la llevara a tomara algo y así "afianzábamos la relación de camaradería laboral". He de hablar muy seriamente con mi jefe y pedirle que deje de ver Divinity. Pero como soy una buena empleada temerosa del subsidio por desempleo, he obedecido y me he llevado a la padowan a desayunar. Y la cosa fue tal que así.
- (Padowan): Que buena idea la del jefe, esa de estrechar lazos
- (Apio): Yo siempre llevo zapatos de velcro. Quini, cariño, ponme un café de los míos.
- (Quini): De bailes o de "tutiamaria"
- (Apio): Márcate un zapateado.
- (Padowan): En el otro departamento, la gente era superfría.
- (Apio): Eso es la Sonia que no para todo el día de joder con el puto aire acondicionado.
- (Padowan): No, tonta, quiero decir que
- (Apio): ¿te gusta el rock cristiano?
- (Padowan): ¿qué?
- (Apio): a mi me gusta ser sodomizada en el sofá de mi casa mientras me susurran al oído estrofas de canciones de rock cristiano.
- (Padowan): ¿perdona?
- (Apio): ya sabes, el jefe ha dicho que nos hagamos amiguitas. Si me dejas jugar con tu perineo, prometo hacerte un pastel todos los viernes.
- (Padowan): No creo que se refiriese a eso.
- (Apio): ¡Qué! ¡Un pastel cada día! Olvídalo, jugaré con mi propio perineo (me he bebido de un trago el café y me he subido a la oficina)
Al cabo de un rato mi jefe me hizo entrar en su oficina.
- (Jefe de Apio): Acabo de tener una conversación muy interesante con la nueva.
- (Apio): Será grrrr...con usted tiene conversaciones interesantes y conmigo solo hace que hablarme de su gatita "Clamidia"
- (Jefe de Apio): Cordelia, su gatita se llama Cordelia.
- (Apio): También le ha hablado de ella ¿no?
- (Jefe de Apio): Si, bueno. Pero no es por eso que quería hablar contigo.
- (Apio): Menos mal, porque cuando empieza a hablar de la puta gata desconecto.
- (Jefe de Apio): Me ha dicho unas cosas, que de cualquier otro pensaría que es mentira, pero de ti...
- (Apio): jefe, me va hacer poner colorada, yo también lo aprecio mucho.
- (Jefe de Apio): ¡Apio! Te pedí que fueras amable.
- (Apio):¡Venga ya! un pastel cada viernes, pues si eso no es ser amable ...
- (Jefe de Apio): No sé si enfadarme por lo de lo del perineo ¿en serio?¿perineo? o porque a mi jamás me has ofrecido hacerme un pastel.
- (Apio): ¡Jefe! jamás me ha dicho que sea amable con usted o que afiance la relación de camaradería laboral con usted
- (Jefe de Apio): Apio, ve y dile que estabas de broma.
- (Apio): ¡Un pastel cada viernes! En serio, no me puedo creer que se lo haya tragado.